Institución ejecutora: Frente Popular Tierra y Libertad
País: Mexico
Fuente: OECD
Período ejecución: 1990 - en curso
Plataforma de Prácticas Efectivas:
Garantizar un proceso educativo de calidad que garantice el desarrollo pleno de las potencialidades y cualidades biofísicas, sociales y emocionales de niños y niñas
Una red de 14 centros educativos públicos que ofrecen una pedagogía integral para la primera infancia.
El modelo permite reforzar la personalidad y el carácter de los alumnos, como su desarrollo socioemocional y técnico.
Centros de Desarrollo Infantil del Frente Popular Tierra y Libertad (CENDI), es una red de centros educativos públicos que ofrecen una pedagogía integral para la primera infancia. Los primeros centros fueron fundados en el año 1990 por iniciativa del Frente Popular “Tierra y Libertad” para responder a la demanda de la población marginada de la zona urbana de Monterrey. En el año 1994, estos centros fueron incorporados a la Secretaría de Educación Pública hasta el año 2010, que por un acuerdo administrativo, se integra al esquema estatal de educación pública.
Distintos organismos estatales están involucrados hasta el día de hoy en el funcionamiento de los centros, entre los cuales destacan el Instituto Mexicano de Seguridad Social, el Ministerio de Salud y la municipalidad de Monterrey. El modelo educativo de los CENDI se basa en el involucramiento de las familias dentro del proceso de aprendizaje. Se alienta a los niños a interactuar con sus familias para que co-construyan sus saberes. Al respecto, se destacan las visitas que deben hacer los alumnos a sus abuelos 3 horas por semana. Durante estas visitas, discuten con ellos acerca de la “historia familiar” y, después de cada sesión, los alumnos deben contar y comentar su historia.
Existe también un fuerte esfuerzo en acomodar el espacio porque el punto de partida de los CENDI se funda en cómo la organización de las infraestructuras y su aspecto general, influyen en el comportamiento humano. El aprendizaje se desprende en dos componentes complementarios: i) cursos tradicionales en matemáticas y lectura; ii) actividades en deporte, artes, música, manejo computacional y yoga. A estos se suman actividades “extra-curriculares” que incluyen un programa de educación para los padres en materia de salud, desarrollo personal y terapia; un programa que se llama “aprender juntos”, que involucra tanto a los niños como a sus padres bajo la supervisión de psicólogos, nutricionistas y trabajadores sociales; un programa de acompañamiento prenatal (nutrición, salud, entrenamiento para el parto); y un programa nutricional dirigido a niños menores de 6 años de edad.
En México, los niños menores de 6 años de edad representan alrededor de un 10% de la población. Si bien es cierto que los niveles sociales se han elevado desde el año 1990, la población infantil aún sufre de muchas carencias: un 28% no cuentan con ingresos familiares suficientes para cubrir sus necesidades básicas y un 62% se encontraba en situación de pobreza patrimonial (Censo, 2010). Sólo el 38% de los recién nacidos fueron alimentados con leche materna durante la primera hora de vida y tan sólo 14% recibieron leche materna exclusiva durante los primeros 6 meses, conformando la tasa más baja en toda América Latina. Estas cifras tienen un fuerte impacto sobre la escolaridad de los niños, considerando por ejemplo, que la participación neta en el nivel pre-primario ha caído en 14 puntos porcentuales entre 2014 y 2015.
En 2011, el Instituto de Evaluación Educativa de Nueva León evaluó de forma independiente el funcionamiento del CENDI n.4 “Genaro Vásquez”. La investigación incluyó una ronda de entrevistas en profundidad con padres, profesores y el director general, así como observación directa, focus groups con padres y alumnos. Al análisis cualitativo de los resultados han revelado un efecto positivo del modelo sobre el comportamiento pro-social de los niños, los cuales han incrementado su capacidad de colaborar y participar en las actividades. Los componentes adicionales, tales como la inclusión de las familias y los programas de salud y de nutrición, permiten sostener los progresos mencionados. Por eso, tanto los docentes como los padres, reconocen que el programa contribuye a resolver los problemas de personalidad que enfrentan los jóvenes durante su adolescencia.
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