Reducir la deserción escolar y mejorar las habilidades de los alumnos en lectura, en idioma oficial y lengua nativa.
Formación y asistencia a docentes, complementadas por pequeños grupos de lectura basados en el aprendizaje entre pares.
El mejoramiento de la instrucción aumentó las habilidades de lectura de los niños en swahili e inglés y redujo la tasa de deserción escolar de un 50 por ciento.
En el marco del programa estatal de Intervención de Salud y Alfabetización (Health and Literacy Intervention HALI), el Innovations Poverty Action Lab (IPA) ha implementado capacitaciones intensivas para docentes y grupos de lectura entre niños para aumentar sus capacidades lectoras en niños de zonas rurales. En 2003, Kenya adoptó la enseñanza primaria gratuita universal y ahora la mayoría de los niños se inscriben en la escuela. Debido a problemas de recursos e infraestructura, muchos niños no están aprendiendo a leer con eficacia en sus primeros años de escuela.
HALI es el producto de una alianza entre el Kenya Medical Research Institute (KEMRI) y el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología. Incluye distintos componentes complementarios que se relacionan con la salud y la infancia. Su punto de partida conceptual es que niños saludables se desempeñan mejor en la escuela. A raíz de esto, IPA evaluó dos estrategias cuyo foco fue las capacidades de niños en lectura del swahili e inglés. Por un lado, se buscó mejorar la instrucción en los dos primeros años de primaria a través de un ciclo de capacitaciones a docentes (5 días), la entrega de 140 planes de cursos en lectura abarcando el swahili y el inglés, así como la asesoría a profesores mediante mensajes electrónicos semanales. Por otro lado, la intervención incluyó a formación de grupos de lectura entre niños cuando ellos ingresaron al 3er grado. La innovación se basa en que niños de 6° grado (“mentores”) leían con sus pares del 3er grado dos veces en la semana durante un periodo de 6 meses.
Al igual que muchos países de la región sub-sahariana, Kenia se caracteriza por tener una población joven y rural: los menores de 14 años representan un 40% de la población total (el rango 15-24 un 20%) mientras que en la zonas rurales es un 74%. En estas zonas se concentran altos grados de vulnerabilidad, actividades de baja productividad así como también escasez de servicios básicos tales como la salud y la educación.
A nivel de educación, una evaluación de 2010 encontró que más de la mitad de los estudiantes en 3er grado eran incapaces de inferir significado de pasajes cortos de texto. Si bien el país ha logrado incrementar la participación neta de los niños y jóvenes en el nivel primario y secundario, queda acerca de un millón de niños que no asistían al sistema educativo formal en 2012. Ese número se redujo considerablemente entre el 2006 y el 2007 (menos 44%) pero volvió casi a sus niveles iniciales el año siguiente para quedar más o menos estable hasta la actualidad.
El número de analfabetos en el país aumentó desde el 2000: desde 3 millones de personas hasta 5.9 millones en 2015. Con respecto a la población juvenil (15-24 años de edad) el mismo número pasó desde 400.000 hasta 1.3 millones en el mismo intervalo. Las tendencias revelan un contexto educativo de alta dificultad en Kenia, lo cual tiende a empeorar junto con la disminución desde el 2006 de la proporción de los gastos públicos en educación en relación al PIB (desde un 7% hasta un 5% en la actualidad).
El Innovation Poverty Action (IPA) llevó a cabo una evaluación experimental para apreciar los impactos del programa en relación a las capacidades de los niños en lectura y su nivel de deserción. 101 escuelas primarias públicas fueron seleccionadas aleatoriamente repartidas en 4 grupos según el nivel de intervención: instrucción en lectura (A), grupos de lectura (B), instrucción en lectura y grupos de lectura (C) y grupo de control (D).
Un total de 300 estudiantes participaron del estudio. La comparación de los resultados promedios entre el grupo A y C ha demostrado un incremento significativo de las capacidades de lectura de los niños, tanto en swahili como en inglés. Además, la formación a docentes ha permitido reducir de un 50% la deserción de los alumnos. Con respecto a los grupos de lectura, han aumentado sensiblemente el interés de los niños por la lectura pero no sus capacidades. Por un costo de US$ 8.29 por alumno, la innovación ofrece una alternativa oportuna para países que registran bajas tasas de matrícula neta en nivel primario.
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